La Percepción que Apreciamos
“La comunicación entre las personas es tan
aterradora que, antes que comunicarse, las personas
prefieren una
continua charla sin hilación,
una continua
charla a propósito de otras cosas
y no de lo
que está en la raíz misma de sus relaciones”
Harold Pinter
¿Lo que yo pienso es igual a lo que piensan los demás? ¿Por qué si
nuestros cerebros son iguales se presentan pensamientos diferentes sobre un
mismo tema? ¿Quién tiene la razón? ¿Cómo cooperar para integrar ideas?
Hace tan sólo una década la labor de quienes estaban en las posiciones
de gerencia quedaba constreñida a una labor administrativa y operativa, la
planificación podía seguirse casi al pie de la letra pues no eran muchos los cambios,
y su velocidad no presentaba los niveles en los que están hoy en día.
Sin embargo, con el tránsito de algunos años esta situación ha cambiado
notablemente, tanto es así que hoy en día, la palabra gerencia ha evolucionado
en su entendimiento, ya el gerente no sólo es quien se encarga de maximizar las
ganancias, de cierto departamento u organización, ahora es el hacedor de una
empresa, pues debe tener presente que en un entorno tan cambiante las
decisiones que emprenda, afectan toda la organización, esta condición crea las
condiciones, el ambiente para que el nuevo gerente actúe de formas distintas a
las que viene trabajando, para que haga un reconocimiento de tener que lidiar
con conocimientos distintos a los que estudió, a los que experimentó en su carrera
laboral, a los que cree o a los que le dieron resultado en el pasado, son parte
de los elementos con los que debe ajustarse. Pero lo más trascendental es que
ahora su acción debe estar enfocada hacia las personas que laboran, sin ellas
no se pueden conseguir los resultados.
No hay formula precisa para tratar al personal, hay probabilidades,
consensos, acuerdos, negociaciones, en donde las partes que intervienen,
quieren sentir que participan y que pueden colaborar, no es ahora solo una
persona, es un grupo, un equipo quien debe gerenciar, aquí nace la idea de la
transdiciplinariedad, multidisciplinariedad, términos que suelen ser difíciles de
poner en la práctica, pueden existir múltiples motivos por los cuales estos
conceptos presenten dificultad para ser llevados a un nivel operativo optimo, pero
sólo voy a centrarme en uno: “La Percepción”.
Según el diccionario de la real academia española se entiende por
percepción, en su segunda acepción como “Sensación
interior que resulta de una impresión material hecha en nuestros sentidos”. Es
importante comprender que la percepción es una construcción individual, fíjense
en la definición dada, cuando se habla de sensación interior, se está ante un
sentimiento que es propio de cada individuo, no hay manera de compartir la
percepción, primero se vive, luego se relata, el relato de la impresión es una
descripción que no se asemeja al acto real vivido, aquí cabría preguntarse ¿qué
tiene que ver la percepción con la Gerencia o Gestión de Recursos Humanos?, Para
nadie es un secreto que las organizaciones centraban su desarrollo en los
aspectos económicos o financieros, como por ejemplo la rentabilidad, los flujos
de caja, ahorros en las compras, su liquidez, entre otras; a medida que la
economía fue considerando la inclusión de conceptos como la información y el
conocimiento, en las empresas, ya no puede hablarse del dinero como el motor
sino que es el conocimiento que reside en las personas. Ante este cambio de
paradigma las organizaciones se están ajustando a considerar al personal en
términos de sus aportes o competencias, según Peter Drucker “La gran empresa tal y como la conocemos
tiene una antigüedad de 120 años. Es improbable que sobreviva a los próximos 25
años. Legal y financieramente sin duda que continuará, pero no estructural y
económicamente”.
Este comentario alude al orden impuesto por la dinámica del flujo de la
información la cual configura un orden distinto en las organizaciones.
Gestionar al personal, para lograr que las ideas funcionen, que interactúen
adecuadamente, requiere de personas que no confundan sus percepciones, sobre
los temas que van a tratar. Se necesita sincronía.
Nuestra mente vive rodeada de señales externas, que procesamos, no
podemos manejar un carro sin ver, no podemos apreciar una comida sin probarla,
no podemos apreciar la música sin oírla, no podemos apreciar un abrazo sin
sentirlo, nuestros sentidos son los canales regulares con los que percibimos y
esa percepción puede jugarnos una mala pasada, podemos ver cosas que no están
fuera, podemos ver cosas que no están al alcance de otro observador, todo
depende del énfasis que le ponemos a nuestros sentidos, aquí yo diría que
depende del énfasis que le ponemos a la interpretación que nuestros sentidos
recogen y esto es parte de la percepción. A las labores históricas que viene
desempeñando, un gerente del área de recursos humanos, y cualquier gerente de
área que tiene responsabilidad por supervisar personal, debe incorporar
funciones y responsabilidades para encaminar y atender las percepciones que
genera su personal y de esta manera apoyar a sus colaboradores y a las personas
con quien hace equipo de trabajo para conseguir los objetivos, la misión y la
visión que tenga la empresa, con la mayor sincronía en las percepciones como
sea posible, en ese sentido, la percepción juega un papel clave; los gerentes
deben comprender en su rol que la percepción es algo que existe y tiene impacto
en la comunicación, en el clima, en la cultura y por ende en el comportamiento
de las personas dentro de la organización.
Con tanto flujo de información, los individuos organizan e interpretan
las impresiones sensoriales con el fin de darle un sentido a lo que reciben del
entorno. Pero lo que uno percibe no equivale exactamente a la realidad
“objetiva”, debido a que puede haber diferentes interpretaciones frente a un
mismo hecho, hay 3 factores importantes en la percepción organizacional que
producen esta interpretación diferenciada de la realidad: 1.-
Receptor-observador el cual tiene (actitudes, intereses, experiencias y
expectativas), 2.- Las relacionadas con la situación (tiempo, entorno del
trabajo, entorno social), y 3.- Los relacionados con el objeto de percepción
(novedad, movimiento, sonidos, antecedentes, proximidad, etc.).
Un error que hay que evitar es dar por sentado que todas las personas en
una organización van a percibir un mismo hecho determinado de una misma manera,
ocurre a menudo que la gerencia toma decisiones determinadas y supone que todos
van asumirla tal cual fue aprobada, pero si no se comunica adecuadamente esa
decisión, tomando en cuenta los intereses y características de los equipos gerenciales
que intervienen se corre el riesgo de que la misma sea malinterpretada e
incluso rechazada, Los seres humanos tenemos ideas, creencias, motivaciones e
intenciones particulares los cuales nos distinguen, esto se refleja también en
grupos y equipos cuando se unen por tener similares creencias en las formas de
ver las cosas.
Para trabajar adecuadamente la percepción nuestra y generar una
comunicación asertiva de nuestras ideas, debemos enfocar nuestro desarrollo
conductual en pro de mejorar nuestra principal herramienta que es la
emocionalidad, la inteligencia emocional a diferencia de lo que muchos creen no
fue desarrollada por Daniel Goleman, fue descrito por Peter Salovey y John
Mayer, dentro de la definición que ellos desarrollaron hablaron de las
competencias tales como: a) la capacidad para confrontar frustración, b) la
capacidad de estar conscientes de las propias emociones, c) tener control de las
emociones, dominarlas, vivirlas y reconocerlas y no estar al servicio de ellas
(Gil Adí, 1999), cuando tenemos estas habilidades tenemos la propiedad de
observar con ojos diferentes las impresiones materiales, podemos ver como se
activan en nosotros, mecanismos con los cuales el mensaje que queremos
transmitir se difunde y el que nos llega podemos interpretarlo a la luz de
diferentes ópticas, comprendiendo mejor los mensajes, señales y conductas que
manifiestan nuestros compañeros, sin dejarnos guiar por una sola sensación.
Pongamos un ejemplo: Tenemos a un compañero de trabajo que
constantemente hace observaciones a nuestro trabajo, la primera impresión de
esta situación es la de tomar una postura de defensa, ¿qué motiva al compañero
en hacer tales observaciones?, la percepción inicial que se puede generar sino
controlamos nuestra emocionalidad es la de generar barreras contra la persona,
incluso podemos llegar a verlo como una persona hostil, puede darse el caso de
no querer compartir espacios de trabajo y probablemente ni hablar de hacer
equipo con esa persona, esta dinámica, es la que precisamente genera climas de
trabajo tensos, genera fracciones de los grupos o equipos de trabajo, el
resultado final: la incapacidad de conseguir los resultados que se necesitan
sean en equipo.
La percepción ha venido acompañada de refranes que hacen que se genere
en nosotros nociones negativas sobre la percepción, el refrán que dice: “la primera impresión, es la que cuenta”,
es sin duda alguna perjudicial, quiere decir que no existe posibilidad de
cambiar nuestra imagen ofrecida, ya desde el principio etiquetamos a una
persona y así se queda para el resto de nuestras vidas, o para el resto del
tiempo mientras seamos compañeros de trabajo.
En el ejemplo expuesto, podemos apreciar que las primeras impresiones
nos llevan a etiquetar a la persona, sin cuestionarnos a nosotros primeros,
¿será que mis experiencias de vida, han sido negativas en torno a las ideas que
me cuestionan?, ¿estoy proyectando situaciones pasadas, de otros ámbitos a
espacios de trabajo frente a los mensajes que recibo?, ¿Estoy consciente de las
emociones que estoy viviendo cuando me habla otra persona?
Otra dimensión de la percepción es la interna, la que nos creamos, aquí
ya no intervienen los elementos externos, aquí la construcción de la percepción
viene dada por los pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos.
Por ejemplo: cito a Pierre Bruneau (1990) modificado,
Imaginarse
la mirada del otro reduce a menudo al individuo a limitarse a la imagen que él
tiene de sí mismo, movilizando su energía y su vitalidad en la mirada y no en
la acción. Afrontar la mirada de los otros, conservando la posibilidad de tener
éxito y mantener los propios recursos, exige un hecho previo: haberse liberado
de la imagen de sí. Pero esta liberación no se hace sino a medida que se avanza
en una conquista difícil, (en primer lugar) ligada a los acontecimientos
educativos (y familiares). Estos pueden dar nacimiento a una promoción del individuo en la confianza y la seguridad de
una identidad solida; o bien por medio de heridas, de palabras que faltan, (que
lo alejan de la realidad).
Por todo lo anterior, hay que evitar manejar las ideas en un solo
sentido, hay que procurar ver las diferentes aristas de esa realidad, buscar el
acuerdo entre mi manera de ver y la de los demás, entre lo que percibo y el
mensaje y comprender adecuadamente los procesos de percepción que ocurren en nosotros,
es equivalente a decir que tenemos un manejo de la percepción organizacional,
si todos y cada uno hacemos lo mismo, la suma de esas individualidades son la
totalidad de lo que llamo percepción organizacional, ésta yo la defino como la
suma de las competencias de los individuos por manejar sus percepciones en pro
de crear una sola imagen, y es organizacional porque esa imagen que se comparte
es la de la visión de la empresa.
Manejar adecuadamente los mensajes que se derivan de la percepción
organizacional y las consecuencias que esto trae. Es sin duda beneficioso para
enfocar a los individuos de cualquier organización y alcanzar una mejor
alineación.
Otro factor importante, dentro de la percepción, es el proceso que se
genera después que recibimos las impresiones. Hay que mantener consciencia
constante, no podemos vivir en automático, nuestras percepciones luego que se
transforman en pensamientos, de alguna manera, una vez que el cerebro los
procesa, el cerebro los sitúa en un parte que no tiene influencia de nuevas
impresiones, los lleva a un sitio donde opera sin necesidad de activar ningún
mecanismo, probablemente sea parte de nuestra evolución, de hecho cuando
aprendemos a manejar un carro sincrónico, las primeras veces sentimos que no
podemos operar el vehículo, se hace complicado tener que estar pendiente de las
diferentes palancas (el acelerador, el freno o el embrague), la del cambio de
las velocidades, sentir que el carro necesita ir a otra velocidad para poder
hacer los cambios, todo se vuelve difícil por la necesidad de sincronizar en el
cerebro todos los pensamientos, pero una vez que se práctica, que somos
consciente de la operacionalización que se debe hacer, entonces llega un
momento donde mágicamente, ya no pensamos que palanca mover, no pensamos cuando
debemos hacer el cambio, todo ya está configurado, nuestra percepción ya no
juega un papel fundamental, ya estamos en automático, incluso después se siente
que es sumamente fácil y hasta existen mujeres que mientras manejan un
sincrónico, se maquillan.
La invitación es a ser más consciente de nuestras conexiones a
experimentar la alegría en compartir nuestras percepciones, a no quedarnos en
los prejuicios, que lastiman las relaciones, la idea es ir creando un habito
positivo emocional, que luego se transforme en una virtud, no en vano existen
personas que cuando la conocemos, nos genera sensación de plenitud, de paz,
sentimos que están llenos de espiritualidad, todo ello obedece a un manejo
adecuado de sus percepciones que les permite alinear, sus sentidos con sus
ideas, su mente con lo que expresan, sus expresiones con su corporalidad.
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